Santiago de Chile, 24 feb (PL) El arzobispo de Malta, Charles Scicluna, continuará hasta el próximo miércoles recogiendo testimonios, sobre denuncias contra el obispo Juan Barros por encubrimiento de abusos sexuales, que promovieron un fuerte rechazo a la Iglesia en este país austral.
El enviado del papa Francisco fue dado de alta el viernes último, tras ser sometido el miércoles en una clínica de esta capital a una operación de mínimo acceso para extirparle la vesícula biliar.
Scicluna, quien comenzó el 20 de febrero las entrevistas relacionadas con la presunta complicidad de Barros en los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima, hace unos años ,así como otras denuncias sobre casos similares, se reincorporó a su labor al tiempo que cumple «reposo relativo», según informó el vocero del arzobispado chileno, Jaime Coiro.
Su ingreso hospitalario no detuvo la investigación, pues fue sustituido por el sacerdote español Jordi Bertomeu, el cual lo acompañó a Chile en esta misión dispuesta por el Papa, como notario de las entrevistas concertadas con víctimas de los abusos, con laicos que rechazan a Barros como obispo de la sureña ciudad chilena de Osorno y personalidades eclesiásticas.
Entre los entrevistados figuró el propio Juan Barros, informó el arzobispado, aunque sin dar mayores detalles sobre el encuentro ni cuándo se realizó.
Inicialmente, estaba previsto que los representantes del Vaticano, concluyeran la recopilación de testimonios el pasado viernes para presentar de inmediato un informe al Sumo Pontífice, pero al surgir nuevas denuncias, decidieron prolongar su estadía.
Entre estas se conoció que víctimas de abusos en un colegio de la congregación Marista de esta capital, habían entregado una carta a Scicluna, en la cual solicitaban ser recibidos, y según el arzobispado, el enviado papal estaría dispuesto a ello en algún momento así como a escuchar a otros demandantes.
El rechazo al obispo Juan Barros por sectores sociales ensombreció la visita realizada en enero a Chile por el Papa, cuando este, aunque pidió perdón por los desmanes de algunos clérigos contra menores, defendió a Barros al expresar que no existían pruebas de las acusaciones hacia el prelado.
Conocido el rechazo a sus palabras, Francisco decidió zanjar definitivamente el asunto, y para ello envió a Scicluna, considerado uno de los investigadores más experimentados del Vaticano, a escuchar las denuncias, y con el resultado de sus pesquisas, el Papa deberá decidir si abre o no una investigación canónica contra el controvertido obispo de Osorno.